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miércoles, 21 de mayo de 2014

ARTILLERIA 250 AÑOS DE HISTORIA
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El pasado 16 de mayo la Academia de Artillería cumplió 250 años. Ea considerada como unos de los centros de formación de oficiales en activo más antiguos del mundo.

Con motivo de esa celebración "Informe Semanal" de TVE1 emitió un progama divulgativo con ese título:


 


viernes, 31 de diciembre de 2010

La culebrina San Miguel (1563 –1860)

Un patrimonio de la isla de La Palma recuperado del olvido
Por Juan Tous Meliá
(Publicado en El Día el sábado, 6 de noviembre de 2010, en la Revista semanal La Prensa, se reproduce con las imágenes en color)

Preámbulo. Mi pequeña historia sobre la artillería de las islas Canarias continuó en 2007 cuando terminé, después de diez años de investigación y preparación, la edición del libro El cañón Escorpión; sin embargo, una idea había quedado en el tintero. En la página 78 dejé escrita una ficha idealizada titulada «Una culebrina llamada San Miguel», a la que añadí que «Podría servir de modelo la media culebrina de Juan Morel que se conserva en el Museo del Ejército con el nº 3865 (Catálogo de Bermúdez de Castro, T-V, p. 36)». En la ficha de ese cañón había un texto que, a pesar de parecerme familiar, no conseguía descifrar: «lleva en el primer cuerpo un escudo que parece alegórico á la fuerza y la justicia». Para comprender el significado de esas palabras era imprescindible ver el escudo; pero, en aquel momento no pude acceder al cañón, pues el Museo del Ejército había cerrado sus puertas, pendiente del traslado a su nueva sede de Toledo. Pocos días después de la inauguración del nuevo Museo, el 23 de julio de 2010, escribí al General Director pidiéndole fotografías del cañón y del escudo, a principios de septiembre recibí las imágenes, mi corazón dio un vuelco, estaba contemplando el escudo de Armas de la isla de San Miguel de La Palma, y el cañón nº 3865 no era un modelo parecido a la histórica culebrina que se describía en los inventarios (Escorpión, p. 78), era la culebrina San Miguel a la que dio nombre el licenciado Juan Casal en 1598. La culebrina, según veremos, estuvo de dotación en el primitivo castillo de Santa Catalina hasta 1682 guardándose en una trinchera seca donde estuvo hasta que se terminó la obra del segundo castillo de Santa Catalina en 1692, en el que permaneció hasta 1860.


Perspectiva del primitivo castillo de Santa Catalina (1560-1671), copiada de la viñeta de la Planta della citta de S. Michele de la isola della Palma, levantada por Leonardo Torriani
Lo demás fue fácil, pues la exhaustiva investigación realizada para documentar el citado libro, me servía para ambientar esa nueva joya a falta sólo de dos detalles que no me han permitido completar la historia que sigue. El primero, la localización del acta del Cabildo de San Miguel de La Palma, por la que se aprobaba el encargo de la culebrina a Juan Morel, por medio de un mensajero, el transporte de la culebrina a la Isla y las pruebas de tiro para darla por buena; para localizarla debía trasladarme a La Palma y consultar los libros de actas, algo difícil por el estado de conservación en que se encuentran. El segundo, el diseño de la culebrina, planta, perfil y cortes de la culata, muñones y boca; para ello debía medir la distancia del eje de muñones a la tulipa y a la linterna, la separación de los muñones y la longitud del ánima; para obtener estas medidas debía trasladarme a Toledo, pues las normas de obligado cumplimiento del nuevo Museo obligan a solicitar un permiso especial a la Dirección, y la correspondiente coordinación de las áreas de Investigación y Documentación; proceso burocrático que hubiera retrasado varios meses la investigación.
Culebrina San Miguel nº 3865, expuesta en la Sala de Artillería del nuevo Museo de Toledo.
Fotografía cedida y autorizada por el Museo del Ejército

Inventarios y descripciones de la culebrina. El extenso trabajo realizado para estudiar el cañón Escorpión me ha servido para recomponer, sin gran esfuerzo, la historia de esta pieza.
El primer inventario de toda la artillería de la Isla fue el realizado por el ingeniero militar Leonardo Torriani en 1587. La descripción de la pieza dice así: «Una colubrina da 12 libre di bala, pesa quintali 60 é lungo piedi 15 fatta in Siviglia et tirandola con bala bassa la boca in terra fu compra dalla Republica» [Una culebrina de 12 libras de bala, pesa 60 quintales, y de largo 15 pies, fabricada en Sevilla y al tirar con la bala, baja la boca a tierra. Comprada por el Cabildo]. El siguiente inventario abarca a toda la artillería de las islas Canarias y fue realizado por el artillero Juan Negrete en 1591. La descripción dice así: «Una culebrina fundida en Sevilla por Juan Morel que es de cervicio por tener el anima visida [sic, viciada] y los munones trazeros y la boca destocada. Tiene más de sesenta quintales que con poco más será una buena culebrina que sea de servicio questa no es y por esso no se enbia la quenta de ella». Negrete da la medida de todas las pieza, pero en este caso no lo hace por estar averiada; y añade que tiene los muñones traseros, que quiere decir que están por detrás del centro de gravedad de la pieza. Los artilleros sabemos que la posición adelantada del centro de gravedad provoca preponderancia de boca, defecto que se manifiesta en posteriores inventarios.
La tercera relación es la del licenciado Juan Casal de 1598, que la describe así: «Otra pieza nombrada San Miguel que era una culebrina de poca munición de 60 quintales de peso y tiraba con bala de 8 libras teniendo 32 de repuesto y caja nueva». Como ya he dicho es la primera vez que se le da nombre: San Miguel. Según la información que da Negrete parece que se reparó, pues Casal la da por buena y encabalgada en caja nueva [cureña].
El inventario de artillería del castillo de Santa Catalina de 1633 se inicia así: «Inventario de la fuerza de Santa Catalina que se hiço siendo Capitán della Joan Vèndama Daguiar el qual entregó sus peltrechos a el Capitán don Pedro de Campos que a el presente lo es de la dicha fuerza de las munisiones y cosas siguientes: Pertrechos: Primeramente ocho piezas de bronse con sus encavalgamentos los quales son: el Pedrero, el encampanado, el frances, la melcocha, la media culebrina, el buscarruydo, el falcon, y el falconete». En este inventario se relacionan los cañones con el apodo con que los conocían los artilleros. Nuestra culebrina en este inventario se llama: la media culebrina.
En el inventario de 1654 figura descrita así: «Ytem una culebrina de bronze fundición de Sevilla con un San Miguel sobre el fogon y un letrero que dize Juan Morel me fizo en Sevilla año de mil y quinientos y sesenta y tres. Sin nº de pezo y tira onze libras de bala montada».
En 1701 el veedor Joseph Carriazo escribe una Relación de la artillería y describe la culebrina como: «1 de bronce de a 8».
En la Descripción de las Islas de Realengo que hace el ingeniero militar Francisco Albarez de Bareyro el 24 de febrero de 1724, al inventariar la artillería del castillo de Santa Catalina dice: «4 cañones de bronze inclusa una culebrina de a 18, 12 y 14, más 5 tercios de cañón ynutiles para la defensa de un puerto», seguramente hace alusión a la de a 12.
En el inventario de la artillería de la Isla de La Palma realizado el 28 de junio de 1768, firmado por el Coronel y Gobernador de las Armas Felipe Massieu y Vandala al describir la culebrina dice: «Una culebrina bronse de a 15 libras de bala montada ut supra y tiene cavalgam(en)to de respeto.
Balas pra d(ic)ho cañon...76.
Cartuchos de lienso.........25.
Guarda Cartuchos...........00.
Espeques...........................4.
Lanada.........1
Bota fuego...1.
Atacador......1.
Cuchara.......1.
Esta p(ie)sa es defectuosa porque le falta peso en su culata y quando se dispara arroja la bala a poca distancia se han tomado difer(en)tes medios praa remediar este daño y solo se ha encontrado suficiente el de ponerle a dos tercios de su distancia un hozcon para su retardo y de este modo sa han logrado buenas punterias: empero pr un combate no vale esta industria pr que Consume el t(iem)po q(ue) es mui impor(tan)te». El jefe de la artillería explica con detalle los inconvenientes que tiene la pieza, que ya citaba Juan Negrete en 1591, la preponderancia de boca, lo que obliga a colocarle un contrapeso, que impide efectuar una buena puntería.
Además, existen numerosos inventarios, tanto en el Archivo Municipal de Santa Cruz de La Palma como en el Archivo Intermedio Militar de Canarias; en este último cabe citar el del año 1779 (caja 1.550), el de 1805 (caja 1.327), el de 1828 (caja 1.329) y los estados generales de 1859 y 1860 (cajas 1.312 a 1.316). En el fondo de la Comandancia de Artillería de este Archivo se custodian inventarios entre 1773 y 1837 (cajas provisionales 2.430 a 2.436).

Fichas: Ficha idealizada publicada en mi libro El Escorpión (p. 78):
Una culebrina llamada San Miguel. Calibre de a 12 libras [12,13 cm]. Pesa 60 quintales [2.760,56 kg; en la caña figura marcado el peso de 5.390 libras: 2479,4 kg]. Tiene de largo de ánima 15 pies [417,94 cm] y 38 calibres o diámetros. Fue fundida en Sevilla por Juan Morel. Tira con bala de 12 libras (según Torriani) [5,52 kg] [diámetro de la bala 11,03 cm], 8 libras (según Casal) [3.68 kg] [diámetro de la bala 10,28 cm] y 11 libras (según Arce y Rojas) [5.06 kg] [diámetro de la bala 10,72 cm]. Podría servir de modelo la media culebrina de Juan Morel que se conserva en el Museo del Ejército con el nº 3865 (Catálogo, T-V, p. 36). Según Torriani fue comprada por el Cabildo, y según el inventario de 1654 fue fundida en 1563. La presencia de un San Miguel sobre el fogón, introduce dos cuestiones: ¿podría ser el escudo que figuraba en la puerta del castillo de San Miguel? o ¿se trataría de la pieza que Juan de Monteverde se comprometió pagar a cambio de la deuda que tenía con el almojarifazgo al que debía trescientas veintiuna doblas? (20 de marzo de 1556; Acuerdos, p. 275).
Culata de la culebrina San Miguel nº 3865, en la que lleva grabada el nombre del fundidor, el año y el lugar donde fue fundida: IVAN·MOREL·ME FIZO· Aº 1563 · EN SEVILLA
Fotografía cedida y autorizada por el Museo del Ejército

3865 (Catálogo de Artillería. T-1, p. 37; Sección 1ª, piezas) - Media culebrina de 12 cm de calibre por 454 de longitud de ánima, extraordinaria [lo es en efecto ya que 454:12 = 37,8 calibres > 30] y reforzada. Consta de dos cuerpos tronco-cónicos, llevando los muñones y asas, éstas en forma de delfines, al final del primer cuerpo. Tiene en la faja alta la inscripción: «ioan morel me fecit, 1563, sevilla». El fogón está abierto en la pieza, y lleva en el primer cuerpo un escudo que parece alegórico á la fuerza y la justicia, y en la caña marcado el peso que es 5.390 libras. – Procede de la Fundición de Sevilla é ingresó en el Museo el 31 de julio de 1861.

3865 (Catálogo del Museo del Ejército, Bermúdez de Castro. T. 4, p. 36) - Media culebrina de 12 cm de calibre por 454 de longitud de ánima, extraordinaria y reforzada. Consta de dos cuerpos troncocónicos, llevando los muñones y asas, éstas en forma de delfines, al final del primer cuerpo. Tiene en la faja alta la inscripción: «Ioan Morel me fecit, 1563, Sevilla». El fogón está abierto en la pieza, y lleva en el primer cuerpo un escudo que parece alegórico á la fuerza y la justicia, y en la caña, marcado el peso, que es 5.390 libras. – Procede de la Fundición de Sevilla e ingresó en el Museo el 31 de julio de 1861.

Confección de laNegrita Ficha definitiva. Antes de redactarla debo definir la culebrina. Era una pieza de gran longitud, alrededor de 30 calibres, que recibía el nombre de legítima, si su longitud era mayor se llamaba extraordinaria y, si era menor, bastarda. Era pesada y poco maniobrable para utilizar en campaña; además, el diámetro relativamente pequeño la hacía poco apta para batir muros, lo que propició el nacimiento del cañón. La variación del calibre dio lugar a la siguiente clasificación:
· Doble culebrina o dragón, de 31 o más calibres de longitud de tubo y calibre superior a 13.5 cm. (bala de a 16 libras).
· Culebrina, disparaba balas de 30 a 16 libras (calibre de 16 a 13 cm). El alcance en la horizontal era alrededor de 400 metros.
· Media culebrina, disparaba balas de 16 a 6 libras (calibre de 13 a 9 cm). El alcance en la horizontal era de unos 300 metros.
· Sacre, disparaba balas de 6 a 3 libras (calibre de 9 a 6 cm). El alcance era de unos 250 metros.
En 1540 se estableció la primera Ordenanza de Artillería en la que primaban los cañones de 40 libras, los medios cañones de a 24, las culebrinas largas y cortas de a 12 y medianas de a 6, los sacres de entre 6 y 3 libras y los morteros. De acuerdo con esta ordenanza sería idóneo el nombre de media culebrina y siguiendo la clasificación de las culebrinas, al tener más de 30 calibres sería una media culebrina extraordinaria (El Tigre, pp. 23-27). En cuanto al grueso de los metales es reforzada cuando el diámetro varía entre 2,9 y 3 calibres, nuestra culebrina tiene una culata de 41,70/12 = 3,475 calibres, luego es bastante reforzada ya que es superior a 3 calibres (el espesor del metal es de: 14,85 cm). Y en la tulipa el grueso de los metales era de 2,73 calibres (el espesor del metal es de : 10,315 cm).
A principios del siglo XVII dejaron de fabricarse las culebrinas por las causas que ya hemos dicho y en su lugar aparecen los cañones que eran mucho más maniobrables.






Plano provisional de la culebrina con las medidas rotuladas en negro según las fichas históricas del Museo y en rojo con la longitud del ánima de 15 pies [418 cm] según Leonardo Torriani y la total de 445 cm proporcionada por el Museo

Medidas actuales facilitadas por el Museo del Ejército [en negrita]:
Longitud total: 445 cm. Esta medida es 9 cm inferior a la longitud del ánima que figura en las dos fichas históricas: 454 cm, a la que hay que añadir la longitud de la culata que es de 31 cm, para obtener la longitud total de la pieza: 485 cm (medida no contrastada). Pero si considero buena la longitud total de 445 cm [en rojo] y además, tengo en cuenta la longitud de ánima que da Torriani: 15 pies, es decir 418 cm [en rojo], la longitud de la culata será de 27 cm [en rojo] muy cerca de los 31 cm calculados, para el primer supuesto. Además, con el apoyo de las fotografías que me remitió el Museo, he construido un canevás con el que he reconstruido el reticulado del embaldosado del suelo de la Sala de Artillería, y con la ayuda del ordenador he convertido las baldosa en cuadrados; los planos en planta, difieren en 40 cm, lo que me impide tomar partido por uno de los dos supuestos, pero me permite situar el eje de muñones respecto a la culata y dibujar la pieza sobre el canevás.
Longitud de la circunferencia de la culata: 131 cm.; diámetro: 41,70 cm, esta medida me ha servido para medir la longitud de la culata que es 31 cm.
Longitud de la circunferencia de la tulipa: 102,5 cm; diámetro: 32,63 cm, esta medida me ha servido para dibujar la tulipa.
Longitud de la circunferencia de los muñones: 41 cm; diámetro: 13,05 cm. Debería haber coincido con el calibre de la boca de fuego: 12 cm. No siempre es así en la artillería del siglo XVI.

Ficha que se propone. 3865 - Media culebrina de 12 cm de calibre, tiene una longitud total de 485 cm [sin contrastar] y de ánima de 454 cm, extraordinaria y reforzada. Es de bronce fundido en hueco con diestras o cruceta [uno de los extremos se asoma cerca del soporte metálico de la derecha de la fotografía completa]. Consta de dos cuerpos troncocónicos, llevando los muñones y asas, éstas en forma de delfines, al final del primer cuerpo. lleva los muñones a 177 cm de la lámpara y a 308 cm [ó 268 cm, en rojo] de la tulipa [estas dos medidas pendientes de contrastar], por lo que tiene el defecto de tener preponderancia de boca. Tiene en la faja alta la inscripción: «ivan · morel · me fizo · aº 1563 · en sevilla». El fogón está abierto en la pieza, y lleva en el primer cuerpo el escudo de la isla de San Miguel de La Palma, con el Arcángel San Miguel y una palmera en el todo. En la caña, lleva marcado el peso, que es 5.390 libras [2479,4 kg]. Procede del castillo de Santa Catalina de la isla de La Palma desde donde fue remitida a la Fundición de Sevilla y, de ésta, al Museo de Artillería donde ingresó el 31 de julio de 1861.

Baja de la culebrina. El 10 de junio de 1860 se trató sobre la artillería que había inútil en la Capitanía del Distrito de Canarias (Escorpión, p. 34). Uno de las piezas declaradas inútiles fue esta culebrina que fue transportada a la Fundición de Sevilla. En 1860 hubiera desaparecido esta pieza si no hubiera sido porque el Museo de Artillería solicitó a la Fundición, piezas que fueran de mérito. Lo que dio lugar a la apertura de un expediente que concluyó con el ingreso del cañón en el Museo de Artillería: «S.M. la Reina se ha dignado manden que por cuenta de la Administración Militar se trasporte al Museo de Artillería de esta Corte las catorce piezas que ecsisten en la Fundición de Sevilla, por ser de mérito histórico y artístico merecen contar en la colección que ecsiste en dicho Establecimiento y las que se mencionan en la relación adjunta» (oficio de 18 de septiembre de 1860, del Coronel Director de la Fundición de Bronce de Sevilla al Comisario de esta Fábrica) En la relación que se cita figuran descritas las catorce piezas, en primer lugar: «Culebrina de á 7 del siglo 16»; (Archivo General de Andalucía, Fundición de Sevilla, leg 462). Además, figuraba en quinto lugar una: «Pieza inglesa de á 12 de muy curiosa labor fundida en el siglo 16», se trata del ahora conocido cañón Escorpión, que según explico en mi libro, finalmente no pudo embarcar por exceso de peso (p. 34).

La fundición de Sevilla de Juan Morel. El primitivo taller de fundición de Sevilla se remonta al año 1525, cuando la Casa de la Contratación de Sevilla solicitó al rey Carlos I la creación de una fundición de cañones en Sevilla. Se sabe que en 1540, Juan Morel reunió en una sola fundición los hornos de los artesanos que trabajaban en este oficio, la fundición se ubicó extramuros de la ciudad, en el barrio de San Bernardo. Juan Morel debió permanecer activo hasta 1565. En ese año se hizo cargo de la fundición su hijo Bartolomé, quien compagino la de cañones y campanas con la rejería, siendo el autor de los famosos bronces de la catedral sevillana: el Giraldillo (1566-1568), el Facistol (1568) y el Tenebrario (1570) y de la Lauda sepulcral de don Perafan de Ribera (1573); en 1574 Bartolomé Morel terminó 26 piezas de artillería que le había encargado la Casa de la Contratación. El último de la saga fue su nieto Juan Morel Ribera y con la muerte de éste, en 1604, la propiedad pasó a manos de Pedro Gil Vambel. No sabemos el tiempo en que estuvo Juan Morel, el joven, a cargo de la fundición, algunos autores dicen que fue entre 1565 y 1604, lo que se contradice con los años en que estuvo al frente Bartolomé Morel. Una posible explicación sería que Juan, hijo de Bartolomé, se dedicara a la fundición de cañones y su padre a la rejería o en todo caso que Juan, el joven, se hiciera cargo de la fundición después de 1574, último acto documentado de Bartolomé como fundidor de cañones.
Los escasos datos sobre cañones fundidos por Juan Morel, conocido como ‘el viejo’ los proporciona el Comisario Provincial de Artillería Manuel Gayangos (AGS, GM, leg. 259) cuando entre 1741 y 1742 realizó un reconocimiento a la artillería de las islas Canarias. En el estado de la artillería de la isla de Tenerife, que redactó, figura que existían entre otros los dos cañones de bronce siguientes: «De a 14, su longitud 13 pies y 3 pulgadas fundición de Sevilla por Juan Morel año de 1557. Ha recibido grano baciado; es sencillo. Tiene en el primer cuerpo una pirámide y un angel sobre ella con la espada empuñada, armas de la Ciudad de la Laguna, Capital de esta Ysla. De servicio Mediano. Yd. de a 11, largo 13 pies y 3 pulgadas, fundido en Sevilla por Juan Morel año de 1557. Tiene en lugar de cascabel 3 asas que forman un triangulo. Tiene el fogón adelantado 6 pulgadas con metal de este al primitivo que tubo. Con las armas de la Ciudad de la Laguna. Tiene señal de bala en el principio de la caña. De servicio inutil». A estos cañones le sigue el que estoy estudiando que fundió en 1563, único que se ha conservado de este fundidor.
En 1587, encontramos una carta de Juan de Acuña al rey Felipe II, en la que le dice que Juan Morel [el joven] fundidor de su Majestad ha de hacer cuatro culebrinas para Gran Canaria (véase mi libro La Gomera a través de la cartografía, p. 115). Ese mismo año se firmó un «Convenio entre el Cabildo de Tenerife y el licenciado Diego de Arguijo, alguacil mayor del S. O., en nombre de su hermano el señor Gaspar de Arguijo, veinticuatro de Sevilla, para cumplimiento de acuerdo anterior entre las mismas partes, en virtud del cual se habían enviado a este último tres tiros de bronce que estaban en el castillo de Santa Cruz, para fundirlos y hacer una pieza […]. Se hace relación de los gastos, tanto de lo pagado por Arguijo a Juan Morel, fundidor de la artillería, como por las pruebas de la pieza, traslado de la misma…» (Leopoldo de La Rosa Olivera, Catálogo del Archivo municipal de La Laguna, p. 308).
En 1634, Vambel vendió la fábrica a la Real Hacienda, iniciándose una etapa denominada de los «Asentistas», en la que los fundidores quedaban unidos a la fábrica por asientos o contratos de diez años. Aunque la fundición de cañones de Sevilla estaba orientada a la Carrera de Indias, la artillería siguió llegando a las islas en el siglo XVII pues Gayangos en el mismo documento decía que había cuatro cañones de a 22, uno de 1651 y tres de 1653, todos fundidos en Sevilla por Juan Fer Hors. En 1717 se inició la ampliación de la Fábrica de Bronce y fue designado director el comandante de artillería Marcelo de Arrigori. Finalmente en 1757 se proyecto un nuevo edificio que ha llegado hasta nuestros días (véase mi libro El Tigre. El cañón que hirió a Nelson).
Escudo de la isla de San Miguel de La Palma, grabado en el primer cuerpo de la culebrina con el Arcángel San Miguel con sus atributos: la espada y la balanza y la palmera en el todo. Fotografía cedida y autorizada por el Museo del Ejército

Escudo de la Palma
El escudo de armas que se encuentra en el primer cuerpo de la culebrina, cuando ésta fue catalogada fue descrito así: «lleva en el primer cuerpo un escudo que parece alegórico á la fuerza y la justicia», seguramente debido a que el que lo estudió desconocía las armas de la isla de San Miguel de La Palma. La descripción del bajorrelieve ahora recuperado es como sigue: Sobre roca, el Arcángel San Miguel con armadura renacentista, en la diestra blande una espada y en la siniestra sostiene una balanza, el todo siniestrado de una palmera. San Miguel, patrón de la Isla del que recibe su nombre. Espada, símbolo del poder. Balanza, símbolo de la justicia, de la mesura, de la prudencia y del equilibrio. La espada asociada con la balanza sigue siendo la justicia, pero doblada por la Verdad; además en esta representación debe relacionarse con el Arcángel del Juicio, el que separa el bien del mal. Palmera, simboliza la Isla, una rama de palma es también, símbolo de victoria, de ascensión, de regeneración e incluso de inmortalidad. Roca que simboliza la isla de San Miguel de La Palma, de la que sale San Miguel y la palmera. La forma en que el fundidor representa la Isla me infunde duda. ¿Podría ser una interpretación errónea del fundidor que pudo confundir el dorso de Lucifer o del Dragón con la roca, que al parecer representa?
No se ha localizado el fondo documental con la Real Cédula de concesión de armas a la isla de San Miguel de La Palma, como ocurre con la isla de Tenerife, que sí conserva la que le concediera la reia Juan el 23 de marzo de 1510, y se sabe que en 1507 fueron concedidas a la isla de Gran Canaria (Pinto de la Rosa, Fortificaciones, p. 283). La concesión pudo ser entre ambas fechas. La falta de la Real Cédula me obliga a efectuar una comparación de este peculiar escudo con los casi coetáneos a los que he tenido acceso:


Escudo de la isla de La Palma situado en la fachada del Ayuntamiento de Santa Cruz de La Palma.

Detalle del escudo (tomado de Rguez Escudero, Iconografía…)


· Sobre las ventanas de la fachada del Ayuntamiento de Santa Cruz de La Palma se encuentran labrados los escudos Imperial de Carlos V y de la Isla, un busto de Felipe II y un letrero que dice: «El Licenciado Alarcón, Teniente del Licenciado Almentero lo acabó en 1563». Me interesa el de la Isla, bajorelieve con el Arcángel San Miguel con sus dos atributos iconográficos, en este caso: la palma en una mano – emblema clásico de la fecundidad y de la victoria– y en la otra la balanza, –símbolo de la justicia–, sobre una torre almenada, que algunos autores consideran que es la Isla emergiendo sobre el mar.
· «Pendón de la Conquista de La Palma», bordado en oro sobre seda carmesí, en el reverso figuran los escudos de la Isla y del Adelantado Fernández de Lugo. El de la Isla está representado por el Arcángel San Miguel sobre un castillo, la imagen borrosa consultada me impide ver los atributos, que al parecer son la palma y la balanza. Este Pendón fue restaurado en 1993 y según Gloria Rodríguez puede datarse circa de 1540 («Pendón de la Isla de La Palma». En: Obras maestras recuperadas. Madrid: Ministerio de Educación y Cultura, 1998, p. 175-179), aunque otros autores amplían la datación entre 1536 y 1556.
Escudo de piedra que estaba en la torre de S. Miguel.
Custodiado en la Sociedad La Cosmológica de Santa Cruz de La Palma

· Un tercer escudo del Arcángel San Miguel es el que estaba en el castillo del mismo nombre y que algunos autores datan de 1515; sin embargo, el torreón hexagonal fue construido en 1545 y destruido por Pie de Palo en 1553. Cabe la posibilidad de que fuera tallado en 1545 o después de 1554 cuando se procedió a la reconstrucción del torreón. Se trata de un bajorelieve en piedra caliza. El Arcángel, vestido con armadura, porta una rodela en la mano izquierda y, en la derecha, blande una lanza con una cruz de la que pende una banderola que atraviesa un dragón, en este caso símbolo del mal. La circunstancia de que la imagen es similar a las que representan a San Jorge, aunque sin caballo, y que el escudo es casi igual al de la ciudad de Bruselas, del que se distingue en que a éste le falta la palmera, me inducen a pensar que en su diseño pudo intervenir el poderoso Juan de Monteverde, de ascendencia flamenca (véase mi libro Visita de las Yslas y Reino de la Gran Canaria, p. 72). En el escudo de la culebrina están representados: espada, balanza y palmera; en el del torreón de San Miguel. lanza (con espada envainada) y palmera, le falta la balanza; en los escudos representativos de la Isla: palma, en lugar de palmera (posiblemente suplantando a la espada) y balanza.

Antiguo escudo de la ciudad de Santa Cruz de la Palma, similar al que describe Viera, según Agustín Álvarez Rixo, conservado por sus herederos. Tomado de José María Pinto de la Rosa
Antiguas fortificaciones de Canarias (p. 724)

Según Viera: «después que nuestro Conquistador levantó en la Isla de la Palma el Pendón Real, proclamando en ella a los Reyes de Castilla, y de León: después que dispuso se intitulase de San Miguel», en nota añade: «Por esta razón tiene la Isla de la Palma por escudo de Armas un San Miguel sobre un Castillo de oro en campo azul con una palma en la mano derecha, y las balanzas en la izquierda: encima una corona Real, con una Cruz: por orla varios trofeos militares». Ese escudo puede coincidir con el que diseñó Alvarez Rixo, que se reproduce [Sobre la iconografía del Arcángel San Miguel, véase, el magnifico trabajo: José G. Rodríguez Escudero, Iconografía de San Miguel. En Santa Cruz de la Palma, internet].
Los escudos actuales de la Isla de San Miguel de La Palma y de Santa Cruz de La Palma derivan de un mismo escudo.

Escudo del Cabildo insular de la Palma, basado en el de la ciudad,
al que se le han añadido en la bordura cinco violetas de púrpura


El Decreto 2931/1975 de 31 de octubre autorizaba al Cabildo Insular de la Palma a adoptar el escudo heráldico municipal, de acuerdo con el dictamen de la Real Academia de la Hisroria que quedaba organizado así: De azur, sobre ondas de plata y azur, una torre de oro, almenada y mazonada de sable, y saliendo de ella, un busto de San Miguel, de plata, vestido de gules, sosteniendo en la diestra una balanza de oro, el todo siniestrado de una palmera de oro, Bordura de oro, con cinco violetas, de púrpura. Al timbre, corona real cerrada. Para distinguirlo de la ciudad, sostenía las balanzas con la diestra y no con la siniestra, situaba la palmera en el todo y se le añadía una bordura con cinco violetas de una especie endémica de la Isla.

Escudo de la ciudad de Santa Cruz de La Palma,
la bordura imita la que figura en el de piedra de la fachada del Ayuntamiento.
Desde 1985, se le ha añadido el lema: Senatus Populusque Palmensis


La descripción actual del escudo de Santa Cruz de La Palma es: De azur, sobre ondas de plata y azur, una torre de oro, y saliente de ésta un busto de San Miguel Arcángel con diadema de oro y vestido de gules, con coraza y alas de plata, empuñando en su diestra una palmera y en la siniestra una balanza, ambas de oro. Al timbre, corona real cerrada. Bajo la punta, cinta de plata con el lema «Senatus Populusque Palmensis» en letras de oro (aprobado por del Gobierno Autónomo de Canarias, orden de Presidencia de 28 de junio de 1985) [sobre la heráldica de la Isla, véase el estupendo trabajo de José Manuel Erbez, Símbolos de Canarias, internet].
Como resumen he preparado esta tabla:


He incluido en la tabla, además de los cuatro escudos descritos, una línea llamada Iconografía con los atributos que figuran: en el óleo flamenco de Pierre Pourbus el Viejo (1523-1584) del Convento de Santo Domingo, con espada y balanza; y, en la talla anónima del primer tercio del siglo XVI del Santuario de las Nieves, con espada y escudo. La tabla no nos saca de duda, pero permite plantear una pregunta: ¿En la Real Cédula original figuraban los tres símbolos, espada, balanza y palmera? No lo sabemos, si la respuesta fuera afirmativa podría decir que el escudo que figura en el cañón es el más completo. Y, en el caso de que no existiera tal cédula, es posible que a mediados del siglo XVI no estuviera definido el escudo de la Isla.

martes, 4 de agosto de 2009

Introducción

La Artillería ha estado presente en las islas Canarias desde el año 1402, pues ya Juan de Bethencourt disponía de Artillería y Pertrechos, también tenía piezas de Artillería Diego García de Herrera cuando desembarcó en el Bufadero, cerca de Paso Alto en Santa Cruz, donde permaneció entre 1464 y 1477 e igualmente las utilizó Juan Rejón el 30 de julio de 1470 con sus «bien dirigidos tiros de ballestas, arcabuces y falconetes» contra los naturales de Telde y Gáldar. La primera Artillería que se utilizó para la defensa del puerto de Santa Cruz fue donada por los Reyes Católicos al Adelantado hacia el año 1502.
Aunque existen noticias vagas sobre las primeras fortificaciones de las islas, son pioneras las siguientes: Zonzamas en Lanzarote (1404), Torre del Conde en La Gomera (1475), Torre de Diego de Herrera en Tenerife (1466), Torre de Gando en Gran Canaria (1457 ó 1459) y la misteriosa torre de Antigua (Fuerteventura), cuyo topónimo ya rotula Leonardo Torriani en el mapa de esa isla . Es después de la incorporación de las Islas a la Corona de Castilla cuando se erigen los primeros castillos con el propósito de que en ellos juegue la Artillería, es el caso de la torre primigenia de la isla de Gran Canaria construida, en 1494, por Alonso de Fajardo, quien aprovechó los cimientos y, posiblemente, los materiales de la antigua de Juan Rejón que se había levantado entre 1479 y 1480; años después, en 1572, la torre quedó encerrada en el castillo de la Luz o de las Isletas. Sobre ese castillo véase: Arqueología de La Fortaleza de Las Isletas. La memoria del Patrimonio Edificado (2005).
No haremos un estudio sobre las fortificaciones de las islas ya suficientemente tratado por muchos cronistas e historiadores y también por las distintas publicaciones del Museo Histórico Militar de Canarias con sede en Almeyda (Santa Cruz de Tenerife). Principalmente: Pinto de la Rosa, José María (1996); Apuntes para la Historia de las Antiguas Fortificaciones de Canarias. Las constantes interceptaciones de la flota de Indias por parte de los franceses durante el reinado de Francisco I, obligaron a Carlos I a dar una Real Cédula en 1534 autorizando a fundir en la Real Fundición de Málaga cuatro cañones, dos medias culebrinas y un falcón para la defensa de la isla de Tenerife.
Una de las primeras intervenciones de la Artillería de Santa Cruz tuvo lugar en noviembre de 1552 cuando el pirata francés Alphonse de Saintonge entró de noche en el puerto, pero desde el primitivo Cubelo se abrió fuego, el primer disparo dio en el blanco hundiendo a la nave Capitana con el capitán y parte de la tripulación.
En un inventario de 1555 se daba cuenta al emperador que el lugar y puerto de Santa Cruz disponía para su defensa de dos sacres y un cañón pedrero, propiedad del Adelantado, denominado San Miguel, este popular cañón figura prácticamente en todos los inventarios del siglo XVI y XVII que obran en el archivo del antiguo Cabildo de Tenerife. Las competencias en materia de defensa correspondían a los Cabildos de Gran Canaria y de Tenerife y La Palma y a los Señores de El Hierro, Fuerteventura La Gomera y Lanzarote, aunque las peticiones de Artillería las realizaban los Cabildos o los Señores de las islas directamente al Rey, muchas veces éste no podía satisfacerlas, por lo que se acudía al libre mercado, como es el caso de dos medias culebrinas compradas en Flandes por Juan de Monteverde en 1552 o dos culebrinas adquiridas en Lisboa en 1556.
Ante los continuos ataques piráticos, los isleños sienten la necesidad de defenderse y lo que en principio tenía carácter esporádico, desde 1554 empieza a ser permanente, naciendo las Milicias Canarias y dentro de ellas la Compañía de Artillería.
En 1576 el Cabildo de Gran Canaria con cargo al impuesto de ciertas mercancías provee el puesto de un artillero veterano por cada baluarte y dos años después el Cabildo de Tenerife hace lo propio con el castillo de San Cristóbal.
En 1581 el Rey envió al italiano Oliverio de Bastiano para que instruyese a los artilleros de las islas en el manejo de los cañones, misión en la que se ocupó hasta su muerte en 1587. Poco después, en 1589, el Rey envió a Juan Negrete con idéntica misión, éste emitió un detallado informe sobre la Artillería de las islas, que sirve para conocer el grado de defensa en que se encontraban las islas.
Hasta el año 1625 no se vuelven a producir cambios en la organización de la Artillería, en ese año es cuando el Rey envió al Capitán General don Francisco González de Andía y Larrazábal al que la historia ha conocido como «Veedor y Reformador de la Guerra», con esta misión organizó tres tercios de milicias en la isla de Tenerife, cada uno con una compañía de Artillería y en la isla de Gran Canaria un tercio, también con su compañía de Artillería. Es famosa la respuesta que le dieron, al general González de Andía, los regidores de Tenerife cuando, recién llegado a la isla, fue recibido en Cabildo; el historiador José de Viera (1772) lo recoge así: «Que el constante amor de los isleños al servicio del rey era tan antiguo y acreditado, como que siempre habían sacrificado sus haciendas y vidas a la defensa de la patria, sin gravamen del real erario. Que ya habían ofrecido, y volverían a ofrecer de nuevo los vecinos de Tenerife, cuánto pudiesen para acabar de fortificar el país. Que solicitarían facultad para que se sacase de las alhóndigas y propios alguna cantidad. Que acortarían los devotos gastos de sus fiestas del Corpus, San Juan, San Cristóbal y la Candelaria. Que suspenderían los salarios de médico, cirujano, boticario, procurador mayor, abogado del concejo, preceptor de gramática, etc. Pero que estos esfuerzos aun no serían bastantes para coronar de suficiente artillería la marina; por lo que esperaban de la piedad del rey que enviaría la más precisa, siempre que el mismo general informase de la imposibilidad de los naturales».
Podría escribir la historia de la Artillería de las islas Canarias. Pero, en su momento, pensé que sería mejor hacerlo a través de los cañones más emblemáticos que han defendido las Isla. Son muchas las fortificaciones que se han conservado a pesar de la incuria del tiempo; sin embargo, no ocurre lo mismo con la conservación del patrimonio artillero, que sólo es posible contemplarlo en pinturas y grabados antiguos. Una serie de circunstancias me han permitido localizar e identificar tres cañones emblemáticos y a través de ellos contar la historia de las islas Canarias:

El Tigre, un cañón de a 16: historia y leyenda‎ (1999).


El Hércules, el cañón más precioso del mundo: Una aproximación a la historia de Canarias a través de la Artillería‎(2004).
Este trabajo se completó con: Una cureña para el Hércules (2005)
En abril de 2015 el Museo Histórico Militar de Almeyda de Santa Cruz de Tenerife ha colgado en la red on video que permite acceder al interior del ánima del cañón. Para entrar, copiar la URL:
https://www.facebook.com/video.php?v=1597880603783205&set=vb.1525286257709307&type=2&theater
 


El cañón Escorpión: De la torre de Londres al castillo de Santa Catalina en la isla de La Palma (2007).

Otros temas relacionados con la historia de la Artillería de las islas Canarias quedan pendientes de exponer en otras entregas.